martes, 21 de agosto de 2012

Verdades a medias


Era una tarde fría, pero calida al mismo tiempo, el cielo estaba gris pero dejaba ver el blanco de las nubes. No hacia aire, las hojas solo se movían cuando se desprendía suavemente de las ramas que la abrazaba hasta que le llegaba su hora. Una mirada perdida contemplaba ese paisaje a través de una ventana en un divagar de pensamientos banales que le acosaban en su mente, sin prestarles la mas mínima atención, sentada en un sillón confortable de piel negro, un poco inclinado hacia detrás. Estaba relajada, tan solo contemplando, hasta que escucho el sonido del móvil, sabia que no era una llamada sino un mensaje, entonces su cuerpo se puso en tensión dispuesto a levantarse, en aquel momento su pensamiento se centro en quien podía ser. Se levanto y se dirigió hacia el móvil, se le cambio la cara, y su aptitud su cuerpo se torno rígido y sus facciones se volvieron serias, vio quien era su expresión: ¡uff!, le contesto al mensaje, diciéndole que solo aceptaría su amistad, que en ese momento valoraba su libertad, que claro que estaba abierta al amor, pero a el no, que la respetara, que las veces que ha quedado se ha sentido incomoda no respetando su espacio y sus palabras y se a tenido que poner a la defensiva para que no se pasara ni un pelo y eso no era quedar para charlar porque se sentía mal, su cuerpo rechazaba todo contacto, aunque solo fuera un beso en la mejilla, porque sabia que cuando pasara un rato le tiraría los tejos, entonces a decidido no volver a quedar ni a verlo. Escrito el mensaje, se volvió a su sillón a volver a contemplar a través de la ventana la tarde fría y gris, e intento relajarse y poco a poco consiguió relajarse, volvió a sonar el móvil, pero ni se cosco decidió que ese momento era para ella y solo para ella.

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